Publicado en 1967, The Piper at the Gates of Dawn, fue el primer LP del grupo Pink Floyd, contemporáneo de otros dos discos imprescindibles, como Pet Sounds o Sgt. Pepper's Lonely Hearts Club Band.
Uno de los primeros trabajos en explorar el rock psicodélico, es considerado la obra más influyente de este género a partir de ese momento. Es cierto que al principio fue recibido de forma algo distante, pero con el paso del tiempo, se ha transformado en uno de los discos más importantes de toda la historia de la música. Su avanzada exploración del sonido, la técnica y los diferentes estilos y métricas es impresionante (recordemos, 1967). Un disco imprescindible para comprender todo lo que vino después.
Syd Barret fue el compositor principal en casi todos los temas, pero las aportaciones del resto de los miembros de la banda fueron cruciales. Por ejemplo, vamos a comenzar escuchando Take Up Thy Stethoscope and Walk, escrita por Roger Waters. Buen tema de puro rock psicodélico, una absoluta locura de aceleración, para desembocar en un frenético Barret a la guitarra y un Wright al teclado:
Más tranquilas son canciones de Barret como: The Gnome, narra la vida un gnomo, llamado Grimble Gromble. La extraña Chapter 24, inspirada en el capítulo 24 del oráculo chino I Ching (El libro de los cambios), o la lírica Bike que cierra el álbum de manera magistral, donde Barret le enseña a su novia su bicicleta, una capa, un ratón llamado "Gerald", y un grupo de hombres de genjibre.
Escuchemos ese cuento de hadas que es The Gnome:
Como decíamos, la variedad de estilos es amplia. Temas como Astronomy Domine o Interestellar Overdrive, por supuesto, ambos de Syd Barret, se pueden encuadrar en el género space rock, género surgido al final de los años 60 en el Reino Unido, encuadrado a medio camino entre la psicodelia y el rock progresivo, caracterizadas por guitarras con efectos, sintetizadores y largos pasajes instrumentales.
Como muestra, escuchemos Interstellar Overdrive, la canción más larga del LP. Un instrumental de casi 10 minutos. Plagado de efectos sonoros, guitarras, sintetizadores, con un clímax de juego con los canales estereofónicos, en el minuto 8:40 de canción. Toda una exhibición:
Algo más de locura podemos encontrar en el instrumental Pow R. Toc H., firmada por todos los miembros del grupo, destaca en ella los juegos vocales y el piano.
Menos "loco" podemos encontrar el excelente tema Flaming, desde mi punto de vista, una de las canciones perfectas de Pink Floyd, en dos versiones diferentes:Versión original del LP:
Grabación de 1967 para la BBC:
Escalas poco usuales, acordes raros de guitarra, cambios de tempo e interesantes armonías vocales es lo que podemos encontrar en canciones como Scarecrow y sobretodo en Matilda Mother. Escuchemos esta última:
Para finalizar escuchemos Lucifer Sam, tema dominado por la guitarra eléctrica, de Barret:
En esta entrada hemos escuchado 6 de los 11 temas del disco, pero recomiendo disfrutar de todo el LP en su conjunto. Espero que no tengáis sobredosis de Pink Floyd, porque a no mucho tardar, tendremos otra nueva entrega, A Saucerful of Secrets.
Lo he vuelto a escuchar y siento decir que mis orejotas no están preparadas, soy terrible, lo sé.
ResponderEliminar@soniacat, no te preocupes. En la variedad está el gusto, o eso dicen al menos, no?
ResponderEliminarSaaludos.
Es un disco realmente interesante por lo que ofrece y por la capacidad de abrir caminos que posteriormente serían transitados por otros.
ResponderEliminar@mono3, es lo que tienen los pioneros. Abren el camino para que otros puedan explotarlo.
ResponderEliminarSaludos.